Preguntándome ¿Por qué surge el fenómeno del Senderismo? ¿Somos los hombres más proclives al andar por el campo, que las mujeres? ¿Tienen verdadero fundamento los estereotipos en este terreno? Desde que el mundo es mundo, la curiosidad que no escarmienta, la sensualidad y la atracción se alían fatalmente para robar a los hombres y a las mujeres de sitios como los que hemos visitado estos meses, convirtiéndonos en esas bonitas aves que vuelan libres de pico en pico. No es algo natural, comprender lo que la naturaleza nos da, y ahora por nuestra insensibilidad nos lo esta quitando, todo esto no es un problema nuevo, pero hoy se exhibe con una actualidad rabiosa. Ahora es menos grave, políticamente correcto, más tarde, el tiempo, nosotr@s lo diremos.
Así asistimos, por ejemplo, a las marchas de nuestros sábados, y fines de semana, generandonos más como amigos de hecho y, derecho. Seguramente nos preguntamos muchas veces cuanto tiene de valor la montaña, andar, liberar nuestro espíritu, con nuestro absentismo casero, preguntándonos ¿que tiene que ver una cosa con la otra?. Creo que bastante: si lo pensamos, este fenómeno de salir nos revela el deseo de dejar las puertas abiertas, de irnos comprometiendo con la naturaleza. Los contratos que no se rompen se han convertido en cadenas pesadas y alienantes: es mejor no tomarse las cosas tan en serio, subir, disfrutar, ser complaciente, vincularnos con ese momento, entorno. En definitiva, el siglo XXI, he visto que tenemos miedo al compromiso. ¿Por qué? ¿Por qué perdemos ganas después de unos objetivos comprometidos, y realizaos, porque nos echamos para atrás, perdiendo todo lo ganado, y por qué hoy tememos a unirnos con la naturaleza, amigos de una manera definitiva? En esta sociedad en la que todo cambia y ocurre tan deprisa, ¿queda obsoleta la fórmula que unió a nuestros padres: con la naturaleza? ¿Es hoy imposible ser felices con ella?. Cuantas preguntas, verdad.
Obviamente, no lo es. El amor por la naturaleza es por esencia exclusivo y para siempre. Sin embargo, sí debemos reconocer que cada vez es más difícil ser fiel con ella. Destaco tres razones, tres coordenadas de esta mentalidad nuestra:
· Mentalidad del usar y tirar. Todo está diseñado para no dar problemas al usuario: la comida, los cubiertos, la ropa, los utensilios y platos... a veces, hasta la ropa que llevamos al campo, todo de primera marca. Esto nos ahorra tiempo y problemas, aparentamos más: bienvenido sea. El problema está cuando esta misma filosofía impregna nuestras relaciones con las personas: ¿ya no me sirve esta persona, me ha dejado de dar o no me satisface su compañía? Pues ¡borrón y cuenta nueva! Diciéndonos, los demás son un objeto que utilizo según mis necesidades.
· Mentalidad del mayor gusto en el menor tiempo y de la manera más cómoda posible. Es prima hermana de la anterior. De nuevo la sociedad de bienestar nos traiciona al gobernar un ámbito ilegítimo: la naturaleza. Si nuestros amig@s es tenida como fuente de gozo personal, cuando surgen las primeras dificultades o se nos presenta una posibilidad más atractiva, se termina la historia. Nos ahorramos todas las dificultades, pero por otro lado nos rebelamos cuando nuestros amig@s escoge el camino más fácil.
· Mentalidad de lo superficial y de lo sensible. Recordamos aquella canción que fue el tema del verano hace algunos años... Era de Ella baila sola (Marta y Marilia), y comenzaba con eso de ¿Por qué ya no me baila un gusano en la tripa, cuando suena el teléfono y escucho su voz? ¿Será que la rutina ha sido más fuerte? Se han ido la ilusión y las ganas de vernos y, salir tod@s juntos. La idea de la canción refleja a la perfección esta mentalidad: ¿que no hay emociones, gusanos en la tripa, piel de gallina y suspiros incontrolables? Obviamente, es señal de que nuestro amor por los valores se está perdiendo. Y así, confundimos sensibilidad con sentimientos, estados de ánimo con actitudes, emociones con campo... Mala cosa es la de vivir tan en la superficie, pues nos perdemos los mejores tesoros del hombre.
En definitiva, se trata de una especie de alergia al sacrificio, al esfuerzo y a la lucha. Julián Marías escribió en una ocasión que, en un futuro, algún libro de historia comenzará con estas palabras: En el siglo XXI, los hombres comenzaron a no exigirse a sí mismos... Si ésta es la tierra de cultivo de nuestras ideas y opciones de vida, la fidelidad al planeta, salidas al campo como una verdadera misión imposible. Esa unión libre, el divorcio y la infidelidad en todos los niveles serán cada vez más el pan nuestro de cada día.
¿Alguna vez nos hemos sentido tóxicos en alguna salida?
Actuar como si fuéramos un espejo. Se puede obligar a las personas tóxicas a ver reflejados sus comportamientos. Si alguien no para de hablar impidiendo que los demás lo hagan, la respuesta puede ser ponerse a ladrar. Cuando el tóxico se calle y pregunte "¿qué pasa?", se le explicará que esa es la actitud que él mantiene con los demás.
Otra táctica conveniente consiste en preguntar con tranquilidad. Para que los individuos tóxicos vean cuán absurdas son sus ideas, comentarios y actitudes, lo mejor es formular interrogantes sencillos que se conviertan en una progresión lógica que vaya desbaratando sus argumentos, uno tras otro.
A aquellos que odian a los negros puede preguntárseles: ¿conoce mucha gente de color?, ¿ha convivido con ella?, ¿alguien le odia por ser quien es?. Sus respuestas evidenciarán lo ridículo de sus ideas. Y siempre habrá más preguntas para ponerles en evidencia.
Aunque parezca difícil, hay que intentar emplear la cordialidad. Convertir el enfado en amabilidad es una respuesta ideal frente a muchos que van de duros por la vida. Los motivos de su actuación suelen ser la inseguridad y la falta de amor propio.
Al saber que esas son las causas de su toxicidad, puede controlarse el enojo y transformarse en amabilidad, con lo que se "sosiega a la fiera". Muchas personas que tratan con el público hacen gala de esta capacidad, que da frutos asombrosos. Otro antídoto para la toxicidad mental, consiste en desprenderse de cualquier emoción con respecto a la persona venenosa: sacarla de nuestra vida, no preocuparse por ella, no desearle ni bien ni mal, visualizar la desconexión con ella, dejarla atrás.
Una campesina llevaba al hombro un recipiente con granos, sin percatarse que el mismo tenía un orificio. Al llegar a su hogar, el contenido se había perdido totalmente. Esa era la realidad. No podía lamentarse. Tenía que enfrentarse con los hechos y, para el alimento de su familia y ella misma, tenía que recurrir a otros medios. Así nos pasa a nosotros y a nuestras empresas. Tenemos que hacer el mejor uso posible de lo que tenemos, sin lamentarnos de lo que perdimos o de lo que, bajo otras circunstancias, pudiéramos haber tenido.
Todos somos extensiones del campo universal de energía, distintos puntos de vista de una entidad única. Esto implica ver todas las cosas del mundo, ver a todas las personas del mundo y darnos cuenta de que estamos mirando otra versión de nosotros. Tú y yo somos lo mismo. Todo es lo mismo. Todos somos espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se llama espejo de las relaciones. A través del espejo de una relación, descubro mi yo no circunscrito. Por esta razón, el desarrollo de las relaciones es la actividad más importante de mi vida. Todo lo que veo a mí alrededor es una expresión de mí mismo.
Las relaciones son una herramienta para la evolución espiritual cuya meta última es la unidad en la conciencia. Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal, pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra vida cotidiana.
Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones. Piensa en la red de relaciones que mantenemos: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones. Todas son, en esencia, experiencias espirituales. Cuando estás enamorado, romántica y profundamente enamorado, de un entorno, tienes una sensación de atemporalidad. En ese momento, estás en paz con la incertidumbre. Te sientes de maravilla, pero vulnerable; sientes cercanía pero también desprotección. Estás transformándote, cambiando, pero sin miedo. Te sientes maravillado. Ésa es una experiencia espiritual.
A través del espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados prolongados de conciencia. Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son espejos de nosotros. ¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos? Hacia las personas que tienen características similares a las nuestras, pero eso no es todo. Queremos estar en su compañía porque subconscientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características. Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características que negamos de nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían.
Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia.
La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza, gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti. Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el proceso de convertirte en ti más plenamente.
Lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo. Al adoptar más plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas. La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si careces de la capacidad para actuar con maldad.
Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando esas características oscuras en quienes nos rodean. ¿Has conocido personas que atraigan sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados? Normalmente, aquéllas no comprenden por qué les sucede esto una y otra vez, año tras año. No es que atraigan esa oscuridad; es que no están dispuestas a aprobarlas en sus propias vidas. Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti. Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual. Las personas más esclarecidas del mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad. Cuando estás con alguien que reconoce y aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.
Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones. Todos somos multidimensionales, unidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar del mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.
Las características que distinguimos más claramente en los demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones, podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra ambigüedad, aceptar todos los aspectos de nosotros. Necesitamos reconocer, en un nivel profundo, que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente características positivas. La presencia de características negativas sólo significa que estamos completos; gracias a esa totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no circunscrito.
Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad. Éste es el poder del espejo de las relaciones.
Deepak Chopra
Recuerda que el mundo de allí fuera refleja tu realidad de aquí dentro.
Las personas ante las cuales tu reacción es más fuerte,
sea de amor u odio, son proyecciones de tu mundo interior.
Lo que más odias es lo que más niegas en ti mismo.
Lo que más amas es lo que más deseas dentro de ti.
Usa el espejo de las relaciones para guiar tu evolución.
El objetivo es un total conocimiento de uno mismo.
Cuando lo consigas, lo que más desees estará automáticamente allí;
lo que más te disgusta desaparecerá.
Ivan Seperiza Pasquali
Estas excursiones, convivencia me han traído toda esta serie de pensamientos, y libertades espirituales.
Espero seguir compartiendo rutas con vosotr@s.
Bonito día.
Pd: Perdonar por no haber recibido nada de mi hasta este momento, he estado algo ocupado, prometo hacerlo muy muy diferente desde este momento.
Así asistimos, por ejemplo, a las marchas de nuestros sábados, y fines de semana, generandonos más como amigos de hecho y, derecho. Seguramente nos preguntamos muchas veces cuanto tiene de valor la montaña, andar, liberar nuestro espíritu, con nuestro absentismo casero, preguntándonos ¿que tiene que ver una cosa con la otra?. Creo que bastante: si lo pensamos, este fenómeno de salir nos revela el deseo de dejar las puertas abiertas, de irnos comprometiendo con la naturaleza. Los contratos que no se rompen se han convertido en cadenas pesadas y alienantes: es mejor no tomarse las cosas tan en serio, subir, disfrutar, ser complaciente, vincularnos con ese momento, entorno. En definitiva, el siglo XXI, he visto que tenemos miedo al compromiso. ¿Por qué? ¿Por qué perdemos ganas después de unos objetivos comprometidos, y realizaos, porque nos echamos para atrás, perdiendo todo lo ganado, y por qué hoy tememos a unirnos con la naturaleza, amigos de una manera definitiva? En esta sociedad en la que todo cambia y ocurre tan deprisa, ¿queda obsoleta la fórmula que unió a nuestros padres: con la naturaleza? ¿Es hoy imposible ser felices con ella?. Cuantas preguntas, verdad.
Obviamente, no lo es. El amor por la naturaleza es por esencia exclusivo y para siempre. Sin embargo, sí debemos reconocer que cada vez es más difícil ser fiel con ella. Destaco tres razones, tres coordenadas de esta mentalidad nuestra:
· Mentalidad del usar y tirar. Todo está diseñado para no dar problemas al usuario: la comida, los cubiertos, la ropa, los utensilios y platos... a veces, hasta la ropa que llevamos al campo, todo de primera marca. Esto nos ahorra tiempo y problemas, aparentamos más: bienvenido sea. El problema está cuando esta misma filosofía impregna nuestras relaciones con las personas: ¿ya no me sirve esta persona, me ha dejado de dar o no me satisface su compañía? Pues ¡borrón y cuenta nueva! Diciéndonos, los demás son un objeto que utilizo según mis necesidades.
· Mentalidad del mayor gusto en el menor tiempo y de la manera más cómoda posible. Es prima hermana de la anterior. De nuevo la sociedad de bienestar nos traiciona al gobernar un ámbito ilegítimo: la naturaleza. Si nuestros amig@s es tenida como fuente de gozo personal, cuando surgen las primeras dificultades o se nos presenta una posibilidad más atractiva, se termina la historia. Nos ahorramos todas las dificultades, pero por otro lado nos rebelamos cuando nuestros amig@s escoge el camino más fácil.
· Mentalidad de lo superficial y de lo sensible. Recordamos aquella canción que fue el tema del verano hace algunos años... Era de Ella baila sola (Marta y Marilia), y comenzaba con eso de ¿Por qué ya no me baila un gusano en la tripa, cuando suena el teléfono y escucho su voz? ¿Será que la rutina ha sido más fuerte? Se han ido la ilusión y las ganas de vernos y, salir tod@s juntos. La idea de la canción refleja a la perfección esta mentalidad: ¿que no hay emociones, gusanos en la tripa, piel de gallina y suspiros incontrolables? Obviamente, es señal de que nuestro amor por los valores se está perdiendo. Y así, confundimos sensibilidad con sentimientos, estados de ánimo con actitudes, emociones con campo... Mala cosa es la de vivir tan en la superficie, pues nos perdemos los mejores tesoros del hombre.
En definitiva, se trata de una especie de alergia al sacrificio, al esfuerzo y a la lucha. Julián Marías escribió en una ocasión que, en un futuro, algún libro de historia comenzará con estas palabras: En el siglo XXI, los hombres comenzaron a no exigirse a sí mismos... Si ésta es la tierra de cultivo de nuestras ideas y opciones de vida, la fidelidad al planeta, salidas al campo como una verdadera misión imposible. Esa unión libre, el divorcio y la infidelidad en todos los niveles serán cada vez más el pan nuestro de cada día.
¿Alguna vez nos hemos sentido tóxicos en alguna salida?
Actuar como si fuéramos un espejo. Se puede obligar a las personas tóxicas a ver reflejados sus comportamientos. Si alguien no para de hablar impidiendo que los demás lo hagan, la respuesta puede ser ponerse a ladrar. Cuando el tóxico se calle y pregunte "¿qué pasa?", se le explicará que esa es la actitud que él mantiene con los demás.
Otra táctica conveniente consiste en preguntar con tranquilidad. Para que los individuos tóxicos vean cuán absurdas son sus ideas, comentarios y actitudes, lo mejor es formular interrogantes sencillos que se conviertan en una progresión lógica que vaya desbaratando sus argumentos, uno tras otro.
A aquellos que odian a los negros puede preguntárseles: ¿conoce mucha gente de color?, ¿ha convivido con ella?, ¿alguien le odia por ser quien es?. Sus respuestas evidenciarán lo ridículo de sus ideas. Y siempre habrá más preguntas para ponerles en evidencia.
Aunque parezca difícil, hay que intentar emplear la cordialidad. Convertir el enfado en amabilidad es una respuesta ideal frente a muchos que van de duros por la vida. Los motivos de su actuación suelen ser la inseguridad y la falta de amor propio.
Al saber que esas son las causas de su toxicidad, puede controlarse el enojo y transformarse en amabilidad, con lo que se "sosiega a la fiera". Muchas personas que tratan con el público hacen gala de esta capacidad, que da frutos asombrosos. Otro antídoto para la toxicidad mental, consiste en desprenderse de cualquier emoción con respecto a la persona venenosa: sacarla de nuestra vida, no preocuparse por ella, no desearle ni bien ni mal, visualizar la desconexión con ella, dejarla atrás.
Una campesina llevaba al hombro un recipiente con granos, sin percatarse que el mismo tenía un orificio. Al llegar a su hogar, el contenido se había perdido totalmente. Esa era la realidad. No podía lamentarse. Tenía que enfrentarse con los hechos y, para el alimento de su familia y ella misma, tenía que recurrir a otros medios. Así nos pasa a nosotros y a nuestras empresas. Tenemos que hacer el mejor uso posible de lo que tenemos, sin lamentarnos de lo que perdimos o de lo que, bajo otras circunstancias, pudiéramos haber tenido.
Todos somos extensiones del campo universal de energía, distintos puntos de vista de una entidad única. Esto implica ver todas las cosas del mundo, ver a todas las personas del mundo y darnos cuenta de que estamos mirando otra versión de nosotros. Tú y yo somos lo mismo. Todo es lo mismo. Todos somos espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se llama espejo de las relaciones. A través del espejo de una relación, descubro mi yo no circunscrito. Por esta razón, el desarrollo de las relaciones es la actividad más importante de mi vida. Todo lo que veo a mí alrededor es una expresión de mí mismo.
Las relaciones son una herramienta para la evolución espiritual cuya meta última es la unidad en la conciencia. Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal, pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra vida cotidiana.
Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones. Piensa en la red de relaciones que mantenemos: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones. Todas son, en esencia, experiencias espirituales. Cuando estás enamorado, romántica y profundamente enamorado, de un entorno, tienes una sensación de atemporalidad. En ese momento, estás en paz con la incertidumbre. Te sientes de maravilla, pero vulnerable; sientes cercanía pero también desprotección. Estás transformándote, cambiando, pero sin miedo. Te sientes maravillado. Ésa es una experiencia espiritual.
A través del espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados prolongados de conciencia. Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son espejos de nosotros. ¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos? Hacia las personas que tienen características similares a las nuestras, pero eso no es todo. Queremos estar en su compañía porque subconscientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características. Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características que negamos de nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían.
Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia.
La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza, gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti. Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el proceso de convertirte en ti más plenamente.
Lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo. Al adoptar más plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas. La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si careces de la capacidad para actuar con maldad.
Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando esas características oscuras en quienes nos rodean. ¿Has conocido personas que atraigan sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados? Normalmente, aquéllas no comprenden por qué les sucede esto una y otra vez, año tras año. No es que atraigan esa oscuridad; es que no están dispuestas a aprobarlas en sus propias vidas. Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti. Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual. Las personas más esclarecidas del mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad. Cuando estás con alguien que reconoce y aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.
Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones. Todos somos multidimensionales, unidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar del mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.
Las características que distinguimos más claramente en los demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones, podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra ambigüedad, aceptar todos los aspectos de nosotros. Necesitamos reconocer, en un nivel profundo, que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente características positivas. La presencia de características negativas sólo significa que estamos completos; gracias a esa totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no circunscrito.
Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad. Éste es el poder del espejo de las relaciones.
Deepak Chopra
Recuerda que el mundo de allí fuera refleja tu realidad de aquí dentro.
Las personas ante las cuales tu reacción es más fuerte,
sea de amor u odio, son proyecciones de tu mundo interior.
Lo que más odias es lo que más niegas en ti mismo.
Lo que más amas es lo que más deseas dentro de ti.
Usa el espejo de las relaciones para guiar tu evolución.
El objetivo es un total conocimiento de uno mismo.
Cuando lo consigas, lo que más desees estará automáticamente allí;
lo que más te disgusta desaparecerá.
Ivan Seperiza Pasquali
Estas excursiones, convivencia me han traído toda esta serie de pensamientos, y libertades espirituales.
Espero seguir compartiendo rutas con vosotr@s.
Bonito día.
Pd: Perdonar por no haber recibido nada de mi hasta este momento, he estado algo ocupado, prometo hacerlo muy muy diferente desde este momento.